La Palabra del día 01 de junio del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:10 pm
Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: “Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia.” Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Que hará el dueño de la viña? Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?” Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.Reflexión. La paciencia de Dios es sin límites. El envío de su Hijo es una manifestación de ello.
1. Parábola. El dueño de la viña es Dios Padre; la viña es el pueblo santo; los viñadores son los jefes religiosos y políticos del pueblo; el fruto que tenían que dar era vida fiel a la alianza, vida santa; los diversos enviados son los profetas que fueron perseguidos y hasta asesinados.
2. Riesgo. El Hijo enviado al final es Jesús. Fue expulsado fuera del muro de la ciudad, crucificado y matado. El Padre tomó el riesgo de enviarlo, los viñadores hicieron con él lo mismo y peor que con los otros enviados. Los jefes, al final de la parábola, entendieron que se refiere a ellos, por ello pensaron echarle mano.
- Dios sigue manifestando su paciencia y misericordia. Cristo es la piedra angular de la Iglesia, cada cristiano hemos de ser una piedra viva en ella. En la Iglesia recibimos de Dios su Palabra y los Sacramentos para dar frutos de santidad. Ten una feliz mes, una feliz semana y un feliz día.
Tobías 1,3;2,1b-8. Yo, Tobit, procedí toda mi vida con sinceridad y honradez, e hice muchas limosnas a mis parientes y compatriotas deportados conmigo a Nínive de Asiria. En nuestra fiesta de Pentecostés, la fiesta de las Semanas, me prepararon una buena comida. Cuando me puse a la mesa, llena de platos variados, dije a mi hijo Tobías: "Hijo, anda a ver si encuentras a algún pobre de nuestros compatriotas deportados a Nínive, uno que se acuerde de Dios con toda el alma, y tráelo para que coma con nosotros. Te espero, hijo, hasta que vuelvas." Tobías marchó a buscar a algún israelita pobre y, cuando volvió, me dijo: "Padre." Respondí: "¿Qué hay, hijo?" Repuso: "Padre, han asesinado a un israelita. Lo han estrangulado hace un momento, y lo han dejado tirado ahí, en la plaza." Yo pegué un salto, dejé la comida sin haberla probado, recogí el cadáver de la plaza y lo metí en una habitación para enterrarlo cuando se pusiera el sol. Cuando volví, me lavé y comí entristecido, recordando la frase del profeta Amós contra Betel: "Se cambiarán vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegías." Y lloré. Cuando se puso el sol, fui a cavar una fosa y lo enterré. Los vecinos se me reían: "¡Ya no tiene miedo! Lo anduvieron buscando para matarlo por eso mismo, y entonces se escapó; pero ahora ahí lo tenéis, enterrando muertos."
Salmo 111. Dichoso quien teme al Señor. Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R. En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. R. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. R.
Fray Luis Galindo,O.P.