«Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.»
Creado el Lunes, 30 de Enero del 2017 10:06:56 am | Modificado el 11/10/2021 04:38:32 pm
Marcos 5:1-20
1Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos.2Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo3que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas,4pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle.5Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras.6Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él7y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.»8Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»9Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.»10Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.11Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte;12y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.»13Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara - unos 2.0000 se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar.14Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido.15Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor.16Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos.17Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.18Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con él.19Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.»20El se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.