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Angelus Papa: Que los ricos se abran a la generosidad
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:25:53 pm
se hizo pobre por nosotros a fin de enriquecernos con su pobreza” y explicó que el modo de acceder a la “verdadera felicidad” solo puedes ser el de seguir las huellas de Jesucristo, mediante la “lógica del don”. El Sucesor de Pedro recordó que "la historia de la Iglesia está llena de ejemplos de personas ricas, que han usado los propios bienes en modo evangélico, alcanzando también ellos la santidad", y citó el ejemplo de san Francisco, santa Isabel de Hungría y de san Carlos Borromeo.Tras el rezo mariano del Ángelus el Papa indicó que ayer, en Praga, fueron proclamados los primeros Beatos del Año de la fe: Federico Bachstein y trece hermanos de la Orden de los Frailes menores, mártires: “ellos nos recuerdan que creer en Cristo significa estar dispuestos también a sufrir con Él y por Él”, puntualizó Benedicto XVI.
Los primeros beatos del Año de la fe
Saludos del Papa en nuestro idioma.
TEXTO AUDIO SALUDOS DEL PAPA EN NUESTRO IDIOMA
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. La liturgia de la Palabra de este domingo nos pide una adhesión incondicional a la persona de Jesucristo, de modo que, superando el mero cumplimiento externo y formal del precepto divino, seamos capaces de poner nuestro corazón en el Único que da la vida. Que la Santísima Virgen, Sede de la Sabiduría, nos ayude a acoger el don de la fe, para que, abandonados en el amor de Dios, respondamos con generosidad a su llamada. Feliz domingo.
Queridos hermanos y hermanas:
El Evangelio de este domingo (Mc 10,17-30) lleva como tema principal el de la riqueza. Jesús enseña que para un rico es muy difícil entrar en el Reino de Dios, pero no es imposible; en efecto, Dios puede conquistar el corazón de una persona que posee muchos bienes e impulsarla a la solidaridad y a compartir con quien tiene necesidad, con los pobres, es decir, a entrar en la lógica del don. En este modo se coloca sobre el camino de Jesucristo, el cual –como escribe el apóstol Pablo- «siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza» (2 Cor 8,9).
Como muchas veces sucede en los Evangelios, todo inicia de un encuentro: el de Jesús con un hombre que «poseía muchos bienes» (Mc 10,22). Él era una persona que desde su juventud observaba con fidelidad todos los mandamientos de la Ley de Dios, pero que no había encontrado la verdadera felicidad; y por esto le pregunta a Jesús sobre cómo hacer para «para heredar la Vida eterna» (v. 17). Por una parte él se siente atraído, como todos, por la plenitud de la vida; por la otra, estando acostumbrado a contar sobre sus propias riquezas, piensa que también la vida eterna se pueda de alguna manera «adquirir», tal vez observando algún mandamiento especial. Jesús comprende el deseo profundo que hay en aquella persona, y –señala el evangelista- posa su mirada llena de amor sobre de él: la mirada de Dios (cfr v. 21). Pero Jesús, también comprende cual es el punto débil de aquel hombre: y es el de su apego a sus muchos bienes; y por ello le propone de darlo todo a los pobres, de modo que así, su tesoro –y por lo tanto su corazón- ya no esté más sobre la tierra, sino en el cielo, y añade, «ven y sígueme» (v. 22). Aquel tal, sin embargo, en vez de acoger con gozo la invitación de Jesús, se fue apenado (cfr v.23), porque no es capaz de despegarse de sus riquezas, que nunca podrán darle la felicidad y la vida eterna.
Es a este punto que Jesús da a sus discípulos –y también a nosotros hoy- su enseñanza: «¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!» (v. 23). Ante estas palabras, los discípulos permanecieron desconcertados; y todavía más aún después de que Jesús hubo añadido: «Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios». Pero, viéndolos atónitos les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible» (cfr vv. 24-27). Así comenta San Clemente de Alejandría: «Que esta parábola enseñe a los ricos que no deben descuidar su salvación como si ya fuesen sido condenados, ni deben arrojar al mar la riqueza ni condenarla como insidiosa y hostil a la vida, sino que deben aprender en algún modo a usar la riqueza y procurarse la vida» (¿Quién será el rico que se salvará? Tratado, 27, 1-2). La historia de la Iglesia está llena de ejemplos de personas ricas, que han usado los propios bienes en modo evangélico, alcanzando también ellos la santidad. Pensemos en san Francisco, en santa Isabel de Hungría o san Carlos Borromeo. Que la Virgen María, Sede de la Sabiduría, nos ayude para acoger con gozo la invitación de Jesús, para entrar en la plenitud de la vida.
Como cada domingo después del rezo mariano, el Santo Padre ha saludado a los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de san Pedro en distintas lenguas.
Hablando a los peregrinos de lengua francesa en el comienzo del Año de la Fe, Benedicto XVI ha dicho que el Evangelio de hoy nos invita a abandonarlo todo para seguir a Jesús. “No tengan miedo de vivir y proclamar nuestra fe en Dios”. Hoy en día, vivir para Dios nos obliga a tomar decisiones para poder seguir adelante. A veces son difíciles. Pero sabemos que Dios está con nosotros y nos ayuda a hacer el bien, porque su gracia siempre nos precede. En este mes del Rosario, dirijamos nuestra mirada a la Virgen María. Ella fue capaz de aceptar y vivir la Palabra de Dios. ¡Confiemos a Él también nuestras familias y todos los participantes reunidos aquí en el Sínodo que reflexionan y debaten sobre la Nueva Evangelización!
Saludando a todos los fieles de habla inglesa presentes en la plaza, el Papa ha indicado que durante este Año de la fe podemos, al igual que el hombre rico del evangelio de hoy, tener el coraje de preguntarle al Señor qué más podemos hacer, sobre todo por los pobres, los que están solos, los enfermos y los que sufren, para ser testigos y herederos de la vida eterna que Dios nos promete.
Luego, el Santo Padre dirigiéndose a sus compatriotas y fieles de lengua alemana, ha vuelto a insistir en el evangelio de hoy, en el que Jesús responde a un hombre que le pregunta sobre la forma segura de conseguir la vida eterna. El Señor le aconseja dejar todo su dinero a los pobres. Dios quiere transformar nuestros corazones para que seamos capaces de expresar nuestro amor al mundo y cumplir su voluntad. Dios nos conduce al verdadero tesoro, en comunión con él, que es inagotable.
“Saludo cordialmente a los polacos -ha dicho finalmente Benedicto XVI. Hoy, en Polonia, y también en las parroquias polacas en el mundo, que se celebra el "Día del Papa" con el lema: "Juan Pablo II - El Papa de la familia". Gracias por este signo de unidad con la Santa Sede, por vuestras oraciones y por el apoyo a los jóvenes becarios de la Fundación "Obra del Nuevo Milenio", que preparan esta jornada. Deseo que en cada una de las familias polacas brille el fuego vivo de la fe, la bondad y el amor evangélico. Os bendigo de corazón.